Tras la reina de la llanura: un encuentro con la avutarda en tierras manchegas
Domingo 28/09/2025

Hoy la jornada empezó temprano, con la mochila al hombro, el teleobjetivo bien sujeto y la esperanza puesta en uno de los encuentros más espectaculares que puede ofrecer la fauna ibérica: la avutarda común (Otis tarda). Con sus más de 10 kg de peso en los machos, esta especie no solo es el ave voladora más pesada de Europa, sino también uno de los grandes tesoros naturales de nuestras estepas cerealistas. Y esta vez, el destino me llevó directo a su reino: la llanura manchega.
Un paisaje que susurra vida salvaje
La luz de la mañana se filtraba sobre el mosaico de tierras aradas, barbechos y cultivos que definen el corazón de Castilla-La Mancha. Estos campos, que a simple vista podrían parecer vacíos, en realidad albergan una biodiversidad sorprendente para quien sabe mirar. Allí, en el horizonte ondulado y silencioso, apareció ella.
Primero una silueta lejana, luego un movimiento sutil entre los tonos terrosos. El camuflaje de la avutarda es extraordinario. Su plumaje ocre, blanco y barrado se funde con la tierra como si formara parte del paisaje mismo. Pero bastó un leve giro de su cuello y el brillo de su ojo para saber que estaba allí: una hembra solitaria, elegante, altiva, atenta.
Una oportunidad fotográfica única
La clave hoy fue la paciencia. Me aposté tras una pequeña elevación del terreno, sin hacer movimientos bruscos, sin invadir su espacio. Lo más difícil al fotografiar avutardas no es encontrarlas, sino ganarse su confianza sin alterar su comportamiento. Son aves extremadamente cautelosas, capaces de detectar una figura humana a cientos de metros.
Sin embargo, la magia ocurrió. Pude acercarme lo suficiente —sin ocultarme, sin esconderme— simplemente moviéndome con calma, leyendo el viento, respetando su ritmo. Pronto no era una, sino tres avutardas caminando entre las piedras, con ese andar sereno y pausado que tanto las caracteriza. Uno de esos momentos que como fotógrafo de naturaleza sabes que son un regalo.
Las fotografías que obtuve hoy reflejan justamente eso: el equilibrio entre distancia y respeto, técnica y emoción.
📷 Aspectos fotográficos destacados
-
Equipo utilizado: Para esta sesión utilicé un teleobjetivo largo (mínimo 400mm), imprescindible para este tipo de aves. La luz natural de la mañana ofrecía tonos suaves y contrastes cálidos que se acentuaron con una ligera subexposición intencional.
-
Parámetros de cámara:
-
Modo manual con prioridad a la velocidad (1/1250s) para congelar el movimiento sutil de las aves caminando.
-
ISO entre 400 y 800, dependiendo de la nubosidad momentánea.
-
Apertura entre f/6.3 y f/8 para mantener un buen equilibrio entre profundidad de campo y nitidez del sujeto.
-
-
Composición: En estas imágenes opté por enmarcar al ave dentro del entorno, sin aislarla completamente. Las texturas del terreno y las capas de color al fondo aportan contexto y profundidad, resaltando su hábitat natural.
-
Edición: El revelado posterior se centró en mejorar ligeramente la nitidez y resaltar los colores naturales del plumaje, sin saturar ni modificar el ambiente real. Es importante mantener la veracidad documental en la fotografía de naturaleza.
La avutarda: símbolo de equilibrio natural
Más allá de la imagen, la avutarda es un símbolo de lo que aún podemos conservar si aprendemos a convivir con nuestro entorno. Su presencia indica un ecosistema relativamente sano, con espacios abiertos, sin excesivas presiones humanas. Pero también es un recordatorio de lo frágil que es ese equilibrio.
Observarla, y más aún fotografiarla, no debería ser una conquista, sino una alianza silenciosa entre el fotógrafo y la naturaleza. Hoy tuve la suerte de formar parte de ese pacto.
📝 Consejos para futuros fotógrafos de avutardas
-
Usa ropa neutra y mantente a ras del terreno para no sobresalir.
-
Evita acercamientos directos, mejor bordear en semicírculo y detenerte si notas señales de alerta (cabeza erguida, movimientos rápidos).
-
Presta atención al viento: acércate siempre con el viento en contra para que no te detecten por el olor.
-
No persigas a las aves ni trates de forzar la escena. Espera a que ellas se muevan por su cuenta. Las mejores fotos son las que capturan comportamientos naturales.
🌾 Conclusión
La experiencia de hoy fue más que una salida fotográfica; fue un reencuentro con la esencia de la fotografía de naturaleza: la paciencia, el respeto y la admiración por lo salvaje. La avutarda me regaló su presencia, y yo traté de devolverle un retrato digno.
Si alguna vez tienes la oportunidad de recorrer las estepas de La Mancha, abre bien los ojos, camina despacio, y prepárate: quizá la reina de la llanura te regale también un instante eterno frente a tu objetivo.