Aves de los campos machegos

Sesión de fotos con un Pico Picapinos

Increible

La primera vez que puedo captar un Pico Picapinos

(Dendrocopos major)

Uno de nuestros más extendidos y habituales pájaros carpinteros, el pico picapinos, es un ave dotada de un poderoso pico, que posee una prodigiosa capacidad para taladrar las maderas más resistentes. Estas cualidades le permiten instalarse en una gran variedad de hábitats forestales o semiforestales, desde pinares de montaña hasta bosques de ribera, amén de encinares o alcornocales. Este pícido, además, da muestras de una gran elasticidad a la hora de alimentarse, ya que consume tanto insectos como
pollos y huevos o todo tipo de frutos.


En la Península Ibérica se encuentra la raza hispanus, que se extiende por todo el territorio. Al tratarse de una especie marcadamente forestal, resulta más abundante y se encuentra más homogéneamente repartida por la mitad norte peninsular, con la excepción de las regiones áridas del valle del Ebro. En el sur se concentra en comarcas montañosas, si bien escasea o falta en Levante, el valle del Guadalquivir y las llanuras de La Mancha y Extremadura. Falta en Baleares, Ceuta y Melilla. En las islas Canarias aparece en Tenerife y Gran Canaria, representado por las subespecies endémicas numidus y canariensis, respectivamente.

 

En Europa se calcula que existe una población de 3,5-16 millones de parejas reproductoras, de las cuales 143.000-190.000 se estima que son españolas. Las subespecies endémicas de Canarias se cifran en 175-200 parejas en Tenerife y en 500 parejas en Gran Canaria. No se conoce con exactitud la tendencia demográfica de la especie, pero en regiones como Cataluña se ha constatado su propagación durante las últimas décadas. Muy probablemente, el abandono rural —con la consecuente expansión de las zonas boscosas— y las repoblaciones de coníferas han resultado ser factores beneficiosos para el pico picapinos.

Las poblaciones de pico picapinos establecidas en la Península no presentan problemas de conservación importantes. No obstante, se ven afectadas por la tala de bosques, los incendios, la eliminación de árboles muertos y, en general, por prácticas silvícolas inadecuadas, que impiden que se den buenas densidades de la especie en algunas zonas. Una situación muy distinta es la que padecen las subespecies endémicas de Canarias, donde la escasez de territorio adecuado, los incendios y una
gestión forestal inapropiada han fragmentado mucho su hábitat y restringido las poblaciones a relictos forestales de pocas hectáreas. Por estos motivos, ambas subespecies están catalogadas como “Vulnerables” en el Libro Rojo de las aves de España. El pico picapinos aparece incluido en el Catálogo Nacional de Especies
Amenazadas en la categoría “De interés especial”.

Hábitat

 

La especie ocupa todo tipo de formaciones forestales de cierta madurez, cerradas o abiertas, desde pinares alpinos por encima de los 2.000 metros en Pirineos hasta choperas al nivel del mar. Sin embargo, prefiere los bosques densos de coníferas, donde alcanza las mayores densidades. La gran adaptabilidad de la que hace gala a la hora de instalarse se debe en parte a su capacidad para trabajar casi cualquier tipo de madera, incluso las más duras, como las de encina, enebro o tejo. Esto le permite seleccionar una gran variedad de hábitats, ya que —al contrario que otros picos— no precisa de árboles muertos o de madera blanda para taladrar sus nidos.

Alimentación

Se alimenta principalmente de insectos, sobre todo de sus larvas, que busca excavando con el pico en el interior de la madera o bajo las cortezas. En invierno, cuando los insectos escasean, ingiere una cierta cantidad de materia vegetal, particularmente piñones, bellotas, avellanas y otros frutos secos. Para abrirlos, primero los introduce en el hueco de la corteza de un árbol y posteriormente taladra su cáscara. A menudo, perfora surcos en los pinos para producirles una pequeña herida de la que succiona savia, rica en minerales y azúcares. En ocasiones, durante la estación reproductora, puede depredar sobre huevos y pollos de otras aves forestales, obteniendo así una dosis extra de valiosas proteínas.

Reproducción

La construcción del nido —un profundo túnel en la madera de algún árbol— comienza en mayo y se prolonga por un periodo de dos o tres semanas. La puesta suele realizarse a lo largo del mes de junio y consta de cuatro a siete huevos blancos, que son incubados durante 10-13 días por ambos progenitores. Estos ceban a los pollos conjuntamente durante 20-23 días con una abundante provisión de invertebrados. Transcurrido este tiempo, los pollos abandonan la cavidad donde nacieron —normalmente a principios de julio—, aunque seguirán recibiendo alimento de los padres algunos días más.

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